Ocho volúmenes se construyen sobre una plataforma, en la que el significado de cada volumen se ve reforzada por la repetición idéntica. Los edificios tienen la misma distancia entre sí, repitiendo su imagen externa, su altura y su anchura. Como objetos abstractos, los volúmenes están en el borde de la plataforma, así liberando una vasta área en el centro. En el núcleo de la intervención, la losa de la plataforma se corta para iluminar la plaza interna, un nivel por debajo de donde se encuentran todos los accesos a las oficinas. La plaza promueve la conexión de las cuatro calles de los alrededores. Las fachadas exponen un módulo constante, no definido por una materialidad, sino por una inmaterialidad: alineaciones de luz que atraviesan desde la pared de la galería hasta el techo.